Filosofía de vida


27 de diciembre de 2006

Sobre el apego


El Budismo nos enseña que todo sufrimiento que el ser humano siente a lo largo de su vida es causado por los apegos a los que estamos esclavizados: al dinero, a un mejor trabajo, a un mejor auto, a una casa más grande, a ser mejor que el otro; sin embargo, no sólo vivimos obsesionados por las cosas materiales, muchas veces el apego afectivo es el que más nos hace sufrir en algún momento de nuestra existencia: la pareja, los amigos, la familia; pensamos que son nuestros y que siempre estarán con nosotros y egoístamente los retenemos quitándoles la oportunidad de dar ese gran paso.
Nos vanagloriamos de las creencias que tenemos y de los preceptos que seguimos aplicadamente; sin embargo, cuando se presenta una situación en la vida, no estamos dispuestos a aceptar las pruebas difíciles que nos hacen tambalear y que no aceptamos; el ejemplo más claro es la muerte de un ser querido: ¿Estamos dispuestos a aceptar que la vida nos "quite" a alguien que queremos?; ¿Realmente ponemos en práctica nuestras creencias, la fe que cada día decimos tener y que nos dice que hay una vida mejor después de esta, que al dejar este mundo terrenal llegaremos a un mundo más desarrollado espiritualmente? En el mundo occidental la palabra muerte da miedo, es sinónimo de sufrimiento, de angustia de inquietud; necesitamos cambiar esa visión que está tan arraigada en nuestro ser. El camino es difícil, pero paso a paso podemos entender que dejar este mundo significa dar un paso adelante. Me sucedió hace 3 meses cuando mi abuelo dejó este mundo, entendí que él necesitaba dejarnos físicamente sin miedo ni culpas, dejando el dolor físico que lo hacía sufrir. Entendí que podía ayudarlo a dar ese gran paso, tranquilo, rodeado de amor y de una energía maravillosa. Fue un momento difícil, que luego se convirtió en paz y por qué no en tranquilidad y alivio. No importa a qué religión pertenezcamos; lo que importa es que allá arriba hay una energía maravillosa que siempre nos guiará y que nos enseñará a dar todo el amor que tenemos en nuestro corazón. Papo, te quiero mucho.